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"Reforma constitucional: sirenas y lamentos" Artículo de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica
sep.
21
a 22 sep.

"Reforma constitucional: sirenas y lamentos" Artículo de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica

Esto de las reformas constitucionales con supuestos fines democráticos me recuerda a la metáfora de los "Cantos de Sirenas" que uno de los propuestos por don Fabio, el Dr. José Albino Tinetti, menciona en sus clases como referencia para advertir de cómo algo falso puede vestirse de verdad. La importancia de discernir entre una cosa y la otra será vital para no terminar en el Muro de los Lamentos al que don Fabio Castillo ha ido por apoyar a exmandatarios (como el protege del dictador Ortega), que terminan engañándolo a él y a la población.

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"Con Olor a Tabaco y Chanel?" Artículo de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica
sep.
8

"Con Olor a Tabaco y Chanel?" Artículo de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica

La agnotología es el estudio de ignorancia, duda o confusión culturalmente inducida. Es la sombra de la epistemología, que estudia cómo el conocimiento se crea, transmite y reproduce. Este es un término acuñado por el profesor de la Universidad de Stanford Robert Proctor.

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"¿Deberíamos fotografiar el sufrimiento?" Opinión de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica
ago.
25

"¿Deberíamos fotografiar el sufrimiento?" Opinión de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica

"¿Deberíamos fotografiar el sufrimiento?" se titula el nuevo artículo de nuestro director legal, Herman Duarte, publicado en La Prensa Gráfica este 13 de agosto del 2020.

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Sí, pero justifica la distribución, también se debe responder: ¿Para qué se tomó la fotografía? ¿Existe una motivación humanitaria, mórbida o ilegal? ¿Los participantes dieron su consentimiento informado? ¿Quién se verá afectado por la publicación? ¿El contenido es real o fabricado? Entre muchas otras, que pueden surgir desde las diferentes perspectivas utilizadas para abordar la pregunta. La respuesta, en cualquier caso, radica en la intención detrás de la fotografía. Me inclino a decir que sí, cuando la intención es de traer justicia a la escena, cambiar situaciones injustas, o de ayudar a expandir los horizontes de una realidad acordada. Entonces la imagen deberá entrar en el centro del escenario global. Sin embargo, esta respuesta necesita ser refinada considerando el poder de su lenguaje, las limitaciones que dicha tecnología posee y la iconografía que expone.

En el primer aspecto, el poder de su mensaje al capturar el sufrimiento, se extrae de la declaración de Sontag de cómo la fotografía ha "...adquirido una inmediatez y una autoridad mayor que cualquier explicación verbal al transmitir el horror de la muerte producida en masa" (Sontag, 2003: 24); y el papel que Buettner (2011: Capítulo 1) atribuye a las imágenes, cuando la sociedad lucha por aceptar eventos catastróficos. La marea que puede provocar una imagen de sufrimiento es algo a tener en cuenta al publicar una foto, ya que "puede dar lugar a respuestas opuestas. Un llamado a la paz. Un grito de venganza. O simplemente la conciencia desconcertada, continuamente reabastecida por información fotográfica, de que suceden cosas terribles" (Sontag, 2003: 13). Es por eso que se dice que las fotografías sirven para definir y registrar eventos (Sontag, 2003: 24).

Pero al igual que el vocabulario, la tecnología que captura imágenes no está libre de pecado. La fotografía a veces simplifica demasiado el sufrimiento, ya que captura solo un momento. Como explicó Snyder: "Las fotografías y películas de los campos de concentración alemanes fueron lo más cercano que la mayoría de los occidentales llegaron a percibir el asesinato en masa. Horrible, sin embargo, estas imágenes fueron... No son toda la historia; lamentablemente, ni siquiera son una introducción" (2010: XIV). El mismo autor (2010: 382-383) presenta un defecto adicional de la tecnología fotográfica: puede confundir la comprensión de un evento.

Esto significa que las imágenes (y sus subtítulos) deben analizarse cuidadosamente, ya que pueden inducir a error en el camino para la interpretación y comprensión de una situación. Un punto de partida es cuestionar su composición: ¿Qué se presenta como sufrimiento? ¿Es una situación universal? ¿Qué se excluye? ¿Qué no se muestra? ¿Quién y qué hay detrás de la cámara? En cierto modo, los elementos excluidos de la imagen también forman parte de la fotografía (Sontag, 2003: 14). De esta forma, la exclusión e inclusión de elementos se fusionan para comprender el poder de una imagen y abren discusiones sobre jerarquías de sufrimiento en su iconografía.

En cualquier caso, en lugar de cuestionar si debemos utilizar la fotografía u otro instrumento para capturar el sufrimiento, los esfuerzos deben centrarse en erradicar el sufrimiento y desarrollar tecnologías que permitan una comprensión más profunda del sufrimiento que está experimentando otro ser vivo (los animales también sufren). Al documentar su existencia, nos permite mantener en la superficie el sufrimiento, evitar que nos olvidemos y empujarnos a recordar; con la aspiración de inspirar empatía y promover acciones para cambiar aquellas circunstancias que crearon el evento catastrófico en primer lugar.

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"Respeto" Opinión de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica
ago.
13

"Respeto" Opinión de Herman Duarte publicado en La Prensa Gráfica

"Respeto" se titula el nuevo artículo de nuestro director legal, Herman Duarte, publicado en La Prensa Gráfica este 13 de agosto del 2020.

Herman Duarte para La Prensa Gráfica

El año entrante tendremos 200 años como Nación, y aún no logramos ponernos de acuerdo en cuestiones elementales, aún existen desigualdades que nos colocan más en el cuarto mundo que en la ruta del primer mundo. Aún en 2020, hay personas que creen que descienden de un abolengo, de una genealogía superior, creando sistemas de castas tan clasistas y discriminatorias; como absurdas y ridículas.

Así leímos los inmerecidos insultos al nuevo ministro de Hacienda, señalándolo de "indio", quien dignamente los puso en su lugar. Fuimos testigos de altos cargos públicos que se apoyan en la clásica jugada del libreto de tácticas sucias, de esparcir rumores de "homosexualidad" del rival, para intentar descalificar a otro, como si tuviera algo de malo ser homosexual. Navegamos entre las metáforas de desprecio que emanan del más alto nivel político, que llevan al rival mundo de lo grotesco ("lacras") a lo vulgar y hasta lo canalla. Esto último, anclado en la visión moralista de la sexualidad, que proscribe el placer, el sexo no reproductivo, no marital y que no calza en la visión Victorial de la sexualidad.

Esto que se ve desde las altas esferas del poder, como una cascada, permea los diferentes niveles de la sociedad, llegando a ciudadanos que recurren a denigrar a mujeres llegando a señalarlas de "perras" hasta "tóxicas" por el mero hecho de tener una opinión disidente a la suya o de sus benefactores. Esto está mal y es momento de hacer un llamado al RESPETO. Ya basta de estos choques de todos los días. Suficiente tiene la sociedad con navegar en estos mares de irrelevancia de información, escapar a la muerte y sufrir a cuentagotas por la falta de oportunidades; para soportar una polarización perpetua.

Todas las personas merecen respeto: no importa el partido o el equipo de fútbol. No "deben ganárselo", ya lo tienen por el mero hecho de ser personas, por ser seres humanos. Lo que se puede ganar alguien es la admiración, que es un atributo –si es que puede llamar así– que traslapa con el respeto, pero a un nivel mayor, como en grado de evolución. Pues no se puede admirar a alguien, sin respetarle; pero sí se puede respetar a una persona, sin admirar. Tardamos miles de años para entender lo que culminó con la Declaración Universal de los Derechos Humanos: todas las personas son creadas iguales en dignidad y derechos. Recibir un trato respetuoso es derecho de todas las personas; y obligación de todas. Ese es el mantra sagrado básico para vivir en sociedad.

Las personas que ostentan una posición pública tienen una responsabilidad mayor en conducirse con respeto hacia sus colegas y el resto de la sociedad. Al ser figuras que representan en diverso grado al Estado, se espera que tengan la capacidad de disentir, de expresar su postura contraria a los demás, sin enojarse, sin gritar, sin insultar, sin dañar, sin humillar, sin denigrar. Pues son ejemplo para el resto del país y la comunidad internacional.

Imagine por un momento, el mensaje o ejemplo que recibe un niño o niña, que se entera de que las personas con las posiciones más importantes del país, cuando no acuerdan con su contraparte algo, se dedican a denigrar a los demás. ¿Qué harán cuando un evento de desacuerdo se presente en su vida? Posiblemente lo mismo. Esto, a escalas masivas, eleva el nivel de tensión societaria, disminuye la calidad de vida, eleva el estrés y da una sensación de constantes choques y polarización.

Un compromiso auténtico a crear una cultura de respeto, a debatir de manera que se pueda disentir sin crear caos, debe ser impulsado por los presidentes de los 3 poderes fundamentales e instituciones autónomas. Es momento de brillar, que no pasen otros 200 años lleno de lamentos.

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