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Ensayo filosófico sobre la interrelación entre la verdad y la libertad, por Herman Duarte

"Columna experimental n.º 2: Verdad y Libertad" nueva columna de opinión de nuestro director, Herman Duarte, publicada en La Prensa Gráfica este 26 de Julio del 2021.

Columna escrita por nuestro director legal Herman Duarte - Abogado y escritor

Como parte de mi proyecto de "Columnas experimentales", les agrego una experiencia, sugiero leer esto escuchando "Una Mattina" de Ludovico Einaudi", ya que su carácter melancólico resulta un intensificador para lo que está a punto de leer.

Ignacio Ellacuría dijo: "Verdad y Libertad están estrechamente enlazadas, aunque en el fondo sea más la verdad la que genere principalmente la libertad y no tanto la libertad la que genere principalmente la verdad, aunque la interrelación no puede romperse en modo alguno y cada uno de los extremos es necesario para el otro". La enseñanza del mártir salvadoreño-español trae una esencia, una idea, un concepto para comprender el caos que la mentira ha generado en el espectro societario, veamos esto con un ejemplo y una reflexión.

El 27 de enero de 1982, Raymond Bonner del New York Times publicó la noticia "MASSACRE OF HUNDREDS REPORTED IN SALVADOR VILLAGE" que trajo a la luz los hechos criminales cometidos por las fuerzas armada en diciembre de 1981, se escucharon a los y las sobrevivientes por primera vez. Ese reportaje presentó por primera vez al mundo lo que se conocería como la matanza del Mozote. Imaginemos, por un momento, que el señor Bonner en lugar de ir a El Salvador, se hubiera ido a Hawái; e imaginemos que no existieran periodistas comprometidos con encontrar y exponer la verdad de los hechos en el país... imaginemos un universo paralelo nunca hubieran sido expuestos estos hechos tan atroces, vulgarmente violentos y macabros que simbolizan el Mozote... ¿Qué significaría para la verdad de los hechos que no se reporten? ¿Significaría que los hechos no ocurrieron? Los hechos que ocurrieron quedaron inscritos en ese instante del tiempo en el que pasaron y grabados en ese preciso espacio geográfico, sin importar que hubiera testigos, sin importar que hubiera sido reportado. Es algo que ocurrió, que existió, que fue.

Adelantando 39 años en el tiempo, llegando al día de hoy, creo que muchas personas estamos impactados del actuar tan desalmado del asesino de Chalchuapa, así como de la reacción política que se dio a raíz de la publicación en los medios de prensa independientes: suspensión del experto forense por declaraciones a prensa (¿?), profesionales de medicina legal protestando por la intromisión en sus protocolos de actuación, órdenes judiciales que censuran la libertad de prensa (removiendo contenido periodístico de páginas web), un ministro de Seguridad y Justicia que en la radio dice que hace "seguimiento" a periodistas... sí, el mismo ministro que pide a los usuarios de redes sociales no publicar (en medio de su desesperación) la desapariciones. Y acá es donde entra la otra parte de la enseñanza de Ellacuría, el señor ministro podrá tener la libertad –el poder– para silenciar la exposición de los hechos que ocurren en el país, pero eso no generará la verdad, no cambiará la realidad.

Las inundaciones en Santa Tecla, la acumulación de basura en Mejicanos, ni la infernal fosa de Chalchuapa se cambiarán por no reportarlos, son hechos, son verdades vergonzosas y dolorosas que cargamos en el inconsciente colectivo que como Nación salvadoreña tenemos. El dolor es una realidad que no se puede ignorar. Sugiero, con todo respeto que se merecen lo funcionarios, que recuerden lo que está en el concepto de Ellacuría: Libertad y Verdad están estrechamente entrelazadas, pero recuerden que solo "la verdad nos hará libres".


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