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Ensayo sobre la importancia del respeto en el ejercicio de la función pública, por Herman Duarte

"Elemento básico para una Comisión Legislativa Especial: Respeto" nueva columna de opinión de nuestro director, Herman Duarte, publicada en La Prensa Gráfica este 20 de Julio del 2021.

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Columna escrita por nuestro director legal Herman Duarte - Abogado y escritor

Como punto de partida, creo que las personas encargadas de la Comisión Legislativa que investiga sobresueldos, así como a las ONG que recibieron fondos públicos, deben recordar que toda persona tiene dignidad y se le debe respeto; además de proveer un espacio para que pueda responder las preguntas que se le hacen. El derecho a defenderse, el derecho a presentar su versión, no puede ser limitado en exceso, esto implica que si bien puede ser interrumpida, no de manera extrema que le corten el ritmo de sus respuestas, le apaguen el micrófono, o le amedrenten con amenazas de perseguirla penalmente. Ello resulta un acto desleal y un ejercicio abusivo de poder.

Además, debe preservarse el orden. Es fácil llevar el orden, tan solo requiere que ante cada intervención de un miembro de la comisión especial, se le permita (en caso que así lo quiera la persona declarante) la oportunidad de expresar su punto de vista sobre el comentario. Una forma para definir el orden es poner tiempos para cada pregunta y cada réplica. Así, se instaura un elemento objetivo para el desarrollo de la sesión. Esto es básico para lograr alcanzar el tan anhelado equilibrio entre las partes. Si no se permite a las personas declarantes la posibilidad de hablar, de expresar sus puntos de vista, los fines de la comisión se vuelven espurios, pues no buscan la verdad de los hechos, sino una suerte de linchamiento político, y eso es desnaturalizar la razón por la cual se instauró el proceso. De igual forma, los/as diputados/as que conformen comisiones, si bien es cierto son inviolable por sus declaraciones (art. 125 Cn.), no deben abusar de este derecho. Por lo que deben abstenerse de hacer argumentaciones falaces, cargar frases de mentiras o tergiversar las declaraciones de sus invitados/as.

Resulta incompatible con el rol de diputado/a: faltar el respeto a la persona declarante, traer a colación detalles de su pasado irrelevantes, tratar de denigrar/humillar a la declarante, forzarle a dar la respuesta que quieren, extender el interrogatorio de manera extrema, entre otros. También resulta importante mantener el decoro, evitando hacer expresiones que puedan ser consideradas como vulgares, patanes o de índole sexual. Las diputadas y los diputados deben recordar que su comportamiento sirve de molde para los millones de interacciones que ocurren a diario en el país; quieran o no, son un ejemplo a seguir por el pedestal que su cargo les otorga. Para todo existe un contexto y en el que se desenvuelven las comisiones especiales de la Asamblea Legislativa merecen que se manejen con la solemnidad, templanza, seriedad, decoro y altura. Las personas legisladoras representan a un Estado –a nivel mundial–, no se trata de un club de amigos, de fans, ni tampoco un paseo por el parque para comportarse como gusten. Se requiere un nivel mínimo, un estándar básico de comportamiento, para adecuarse a las expectativas razonables del cargo: el respeto.

Estos comentarios los hago con todo respeto, con la esperanza y anhelo que en futuras ocasiones quienes conformen las Comisiones Especiales se comporten a la altura. No es posible pasar desapercibido el inapropiado e injusto trato que recibió la señora Lorena Peña. Legisladores: tienen todo el derecho a investigar, pero no a humillar, denigrar, ni faltar el respeto. Hagan su trabajo, recordando la humanidad de la persona que tienen enfrente.

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